Cadenas de suministro regionalizadas pero globales | Infraestructuras adicionales

Los cierres que trajo la crisis del covid-19, barco siempre dado atravesado en el Canal de Suez, la guerra en Ucrania… Las cadenas de suministro están sometidas desde hace más de dos años a distintas tensiones que amenazan con hacer saltar de nuevo sus eslabones. En un mundo globalizado en el que las redes locales de abastecimiento son una especie en peligro de extinción, y tras el cambio en la demanda y el aumento del comercio en líneacapaz de convertir cada hogar en un punto de entregael debate sobre la reubicación de su infraestructura vuelve a estar sobre la mesa.

La reubicación es el regreso de un viaje que comenzó hace décadas. Con la deslocalización, las empresas llevaron su producción a países, principalmente países en desarrollo, con los que era difícil competir en costos. Desde entonces, Las cadenas de suministro se hicieron más largas y complejas.. La incertidumbre, dice por teléfono Francisco Aranda, presidente de UNO, la patronal logística, domina actualmente estas cadenas. “Desde que estalló la pandemia sufrimos lo que se llama un flujo de tensión, básicamente provocado porque tenemos una ultradependencia productiva con China”, dice. El sector no tuvo más remedio que replanificar estas cadenas con frecuencia para evitar desabastecimientos.

Las piedras que se lanzaban en el camino ponían a prueba la adaptabilidad y capacidad de respuesta de las empresas, y los desabastecimientos, incrementos de costes o retrasos estaban a la orden del día para muchas de ellas. “Ahora muchas empresas se están planteando un equilibrio a medio y largo plazo, una compensación, entre resiliencia y costo”, dice Manuel Díaz Delgado, socio de PWC responsable de la práctica de Supply Chain. “Creo que las empresas están involucradas en eso porque es un tema complejo que, además, muchas veces requiere inversiones muy altas. Uno de los casos más marcados es el de los semiconductores”, apunta sobre los planteamientos.

María Félez, socia júnior en McKinsey & Company, habla de empresas que están estudiando e incluso adoptando nuevos modelos de logística más regionalizada pero global. “El futuro del sector está en una red global de cadenas de suministro regionalizadas, lo que se traduce en una apuesta por ubicaciones más cercanas e inversiones en infraestructuras cercanas”, afirma en un correo electrónico. Es una tendencia, pero con límites. Estos movimientos, que se presentan más como una respuesta estructural que coyuntural, no parecen revertir significativamente la deslocalización ni cambiar el curso de la globalización.

Competir en costes con países como China, dice Miquel Serracanta, director del Máster en Supply Chain de EAE Business School, sigue siendo difícil. Esto sumado a normativa medioambiental europea, a su juicio, hace improbable la vuelta de muchas fábricas, más allá de casos puntuales. “Creo que lo que está pasando es que las empresas están evitando depender de un solo proveedor”, dice. De esta forma, hay un proveedor secundario más cercano capaz de cubrir al principal en caso de ser necesario. “Esto no es fácil y no va a ser barato”, asegura. “El consumidor tendrá que estar dispuesto en momentos puntuales a pagar más”.

Las empresas ya mantenían sus mercancías almacenadas cerca de los mercados en los que operan, pero las complicaciones de los últimos años también han influido en las infraestructuras y procesos logísticos, que han tenido que adaptarse para no quedarse atrás. La tecnología juega, junto con el talento, un papel fundamental en este sentido. “La inversión en tecnología es clave en esta adaptación”, dice Ignacio Marcos, socio sénior en McKinsey & Company, líder en suministros en el área de consumo. “Por ello, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y el análisis de datos cobran cada vez más relevancia en el sector, contribuyendo a agilizar la toma de decisiones y allanando el camino hacia la planificación autónoma”.

los inventarios crecen

La logística, dice Aranda, ha abandonado una estrategia de justo a tiempo (justo a tiempo) a favor de la por si acaso (por si acaso). Ha habido un cambio de abastecimiento cuando es necesario a acelerar la producción y tener inventarios más grandes y completos listos para una respuesta rápida en los centros de distribución cercanos a la demanda. “Ha habido un aumento muy importante de lo que antes se llamaba almacenes o naves logísticas y que, debido a la transformación que hemos sufrido, se han convertido en centros de distribución inteligentes”, señala. España está junto a Francia, dice Aranda, uno de los países en los que más han aumentado los metros dedicados a la logística.

El aumento de la oferta no conlleva en todos los casos, dice Serracanta, nuevas construcciones. “Sí, es difícil encontrar espacios cerca de las grandes ciudades donde se dan las mayores ventas”, apunta. “Y aquí se ha generado la construcción en una segunda corona, una segunda o tercera órbita, para intentar cubrir el déficit”. Según el Observatorio del Transporte y la Logística en España, en 2021 se destinaron más de 34,3 millones de metros cuadrados a infraestructuras cubiertas de almacenamiento, frente a los casi 31,8 millones de 2020.

Una oportunidad para España

“Es una tendencia que venía muy lentamente, pero la pandemia ha disparado el posicionamiento de España como centro logística, porque la posición geoestratégica que tenemos es espectacular”, afirma Francisco Aranda, presidente de UNO Logística. La situación geográfica refuerza su candidatura a tener un papel protagonista en el mapa logístico y las infraestructuras, como puertos y carreteras, cuentan, acompañan. “Quizás la asignatura pendiente que tenemos es el desarrollo del ferrocarril de mercancías para avanzar en la intermodalidad”.
En 2019 había más de 139.700 empresas del sector logístico en España, según datos del Observatorio Español del Transporte y la Logística, con casi 694.000 empleados y un valor de producción de 66.000 millones de euros.

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