Y explosión cósmica Casi ciega los detectores de rayos gamma de la Tierra. Eso ‘iluminó’ el cielo por unos instantes. Tanto es así que la fecha de 9 de octubre Estará marcado por un haz de luz, el más energético que jamás haya visto la astronomía. Un estallido de rayos gamma, el tipo de explosión más enérgica que se sabe que ocurre de vez en cuando en el universo (dejando de lado el Big Bang). Se desconoce su origen, pero todo indica que hemos asistido al nacimiento de un agujero negro.
Primero fue el telescopio Gemini Sur en Chile. En cuestión de horas, docenas de telescopios en todo el planeta Tierra apuntaron en la dirección de la fuente del estallido de rayos gamma. El evento, denominado GRB221009A ‘The Boat’, esperan que ayude a arrojar luz sobre la física detrás de estos fenómenos catastróficos.
Los rayos gamma están hechos de partículas de luz, fotones, con mucha energía. En la Tierra los asociamos con la radiactividad. En el cielo, a ráfagas extraordinarias. Se cree que este tipo de explosión de rayos gamma (GRB) ocurre cuando una estrella masiva explota en una supernova. Después de eso, deja un fósil en forma de agujero negro. La explosión crea un extraordinario chorro de luz que forma el propio estallido de rayos gamma. Luego, la supernova provoca un brillo más tenue.
Desde el CAB-INTA-CSIC de Torrejón de Ardoz, el astrónomo Pablo Pérez González explica por videoconferencia con Newtral.es que “estos son muy llamativos, enérgicos y extraño En el universo. Creemos que lo que hemos visto es el formación de un agujero negro cuando una estrella, por su evolución, se convierte en eso. Es algo muy extraño donde se liberan fotones y también neutrinos para los que no tenemos telescopio”.
Este GRB221009A ha sido tan brillante para nosotros porque, entre otras cosas, está ‘apenas’ a unos 2.400 millones de años luz de la Tierra. Esto lo convierte en uno de los estallidos de rayos gamma más cercanos jamás observados, además de ser el más brillante. Y por lo tanto no es algo que ha sucedido ‘ahora’. Pero hace 2.400 millones de años, aunque ahora lo percibimos, ya que es el tiempo que ha tardado en llegar hasta nosotros la luz de aquel acontecimiento.

“Si miramos todos los estallidos de rayos gamma que se han detectado, este se destaca sin duda”, dice el estudiante de doctorado jillian ratinejad, de la Universidad de Northwestern en Illinois (EE.UU.). “Informalmente, lo hemos estado llamando ‘El Barco’, el mas brillante de todos los tiempos”. Ella y sus colegas calcularon que un GRB tan brillante ocurre sSólo una vez cada mil años, más o menos.
“Si tuviéramos ojos para los rayos gamma, el estallido nos habría dejado ciegos”
Sabemos que este fue el mayor estallido de rayos gamma jamás registrado. Y, sin embargo, no podemos dar una cifra exacta de su magnitud. Es tan brillante que satura los detectores de los telescopios d, por lo que todo lo que ven son píxeles completamente blancos sin detalles, dice. andres levan de la Universidad de Radboud en los Países Bajos, uno de los colegas de Ratinejad.
“Si tuvieras ojos de rayos gamma, estarías ciego”, dice. Las estimaciones actuales sitúan la energía del GRB entre 1054 10 años55 ergios; Para tener una idea, se estima que la energía total liberada por el sol a lo largo de su vida es de aproximadamente 1051 ergios (el 1 de julio son 10 millones de ergios).
Las radios navales llegaron a detectar la perturbación y los detectores han registrado más energía que cualquier colisión en el CERN.
GRB221009A ha sido tan brillante que está afectando a la Tierra, incluso a miles de millones de años luz de distancia. Los transmisores de radio navales registraron una extraña perturbación en la atmósfera superior, que parece haber sido causada por la poderosa luz del estallido de rayos gamma que se estrelló contra ella.
Los detectores que buscan fotones de alta energía (partículas de luz) también han visto partículas extraordinarias con energías mucho más altas que cualquier cosa producida en el Gran Colisionador de Hadrones.
La explosión se cree que es un arma nuclear rusa
Los estallidos de rayos gamma fueron observados por primera vez a fines de la década de 1960 por los satélites American Vela. Esos fueron diseñados para detectar pulsos de radiación. emitidas por las armas nucleares en el espacio. Como las primeras detecciones podrían ser de armas soviéticas experimentales, el descubrimiento fue catalogado hasta 1973, cuando se publicó su carácter extraterrestre en Cartas de revistas astrofísicas.
La explosión cegó a los detectores por un momento. Algo así solo sucede cada 1.000 años.
Un experimento, desarrollado desde 1991, permitió determinar que estos GBR no son solo de fuera de la Tierra. Ellos son también extragaláctico. En otras palabras, muy, muy lejos. ¿De dónde eres? Se ha sugerido que pueden provenir, además de supernovas, de estrellas enanas blancas, púlsares, cúmulos globulares o cuásares, entre otros. ¿Quizás incluso de objetos aún no descritos?
“Estamos descubriendo nuevos objetos cada dos por tres”, señala Pérez González. “No hace nada, por primera vez detectamos ondas gravitacionales en la formación de un agujero negro muy grande de la unión de dos más pequeños. Descubrimos que hay agujeros negros de una masa que pensábamos que no podían existir y que van de dos en dos, lo que es raro.
Es algo similar a lo que sucedió a finales de los años 60, cuando aparecieron los grandes radiotelescopios, instrumentos que nos permiten ‘sintonizar’ con las estrellas y galaxias. Más que ver su luz, detectar sus ondas de radio, ya que casi todas las estrellas son transmisoras.
el astrónomo campana jocelyn Encontró un nuevo tipo de estrella de neutrones que giraba a gran velocidad desde un señal repetida de origen extraterrestre, bautizado como ‘Pequeño Hombre Verde’. Resultó ser lo que, desde entonces, se conoce como ‘pulsar’, una especie de estrella muy masiva que funciona como un faro que nos ilumina periódicamente, cuando el haz de luz (y radio) apunta hacia la Tierra, su particular costa Lo contamos en este podcast del verano pasado:
Actualmente se siguen detectando ráfagas de radio muy energéticas de origen extraterrestre, al igual que este tipo de ráfagas de rayos gamma de vez en cuando. “Tenemos mucho por descubrir –dice Pérez González– y para eso necesitamos nuevas tecnologías y nuevos mensajeros. Los fotones son nuestro mensajero clásico, nos ayudan a ver con nuestros ojos. También existen los neutrinos u ondas gravitacionales. Y quién sabe si hay otros mensajeros aún por descubrir”.
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