Cuando, en noviembre de 2018, David Madí, una de las personas más cercanas al expresidente de la Generalitat Artur Mas, aterrizó en Aigües de Catalunya, algunos analistas empezaron a tomar asiento ante el espectáculo que se avecinaba.
Uno de los pesos pesados del mundo convergente, nieto de uno de los empresarios más cercanos a Jordi Pujol -Joan B. Cendrós (1916-1986), productor de masajes floyd– e histórica mano derecha de Mas -primero en la Generalitat y en Convergència durante 15 años, y luego, desde 2010, como su principal nexo con el mundo económico-, se alineó con la familia Calabuig, auténtica potencia económica en el País Valenciano, que a través de Global Omnium controla el Grupo Aguas de Valencia, para competir, en serio y en casa, con nada menos que Agbar, una empresa de gran arraigo en Cataluña y uno de los símbolos del poder de La Caixa.
Las chispas estaban garantizadas. Y no sólo por el poderío de los conglomerados en colisión, sino también por el historial de sangrientas luchas que los mismos actores habían protagonizado años atrás en torno a Aguas de Valencia, del que acabó saliendo Agbar. El propio Madí cambió de bando: tras siete años como asesor del máximo ejecutivo de Agbar, Àngel Simon -con un sueldo de unos 200.000 euros anuales, según las declaraciones a la Agencia Tributaria facilitadas a la caso Tricom-, pasó a liderar las tropas del enemigo.
Pero el órdago resultó ser incluso mucho más grande de lo que parecía. El objetivo de Madí y la familia Calabuig no era sólo competir con Agbar, sino que inmediatamente redoblaron la apuesta: armaron un plan, en el que intentaron implicar a fondos internacionales (especialmente CVC) y a empresarios catalanes de confianza del nacionalismo (los Carulla y las familias Costafreda) para hacerse con el control directo de la propia Agbar a espaldas de su equipo directivo, encabezado por Simón. Así se desprende de varios audios incorporados al resumen de la caso Volohuna macro causa por presunta corrupción instruida en el juzgado número 1 de Barcelona, en la que interviene el magistrado Joaquín Aguirre también investiga a Madí Por supuesto, tráfico de influencias.
“Gran proyecto”
La imputación de Madí en Voloh, en octubre de 2020, y el lanzamiento de la OPA de Veolia sobre Suez, multinacional francesa propiedad de La Caixa en la que estaba integrada Agbar, arruinaron cualquier posibilidad de éxito de la operación. Pero estaba listo. Y en la jerga interna, sus impulsores se refirieron a él en clave: “Gran Proyecto”.
La reciente salida de Madí de Aigües de Catalunya, adelantado por el diario Compramos, certifica el fracaso de la ambiciosa puja lanzada por Global Omnium contra Agbar en su propia cancha, cuatro años después del desembarco y calvario posterior. Aigües de Catalunya no ha conseguido convertirse en un auténtico competidor de Agbar, hoy integrada en Veolia con el mismo equipo directivo, siempre bien conectado con La Caixa, ya que el progreso se ha limitado a una treintena de pequeños municipios, sin materializar ninguno de los grandes lugares para que aspiraba. Y mucho menos podría acercarse al “Gran Proyecto” de conquistar Agbar, que Calabuig y Madí trazaron en secreto con la ayuda del influyente tío de esta última, Carles Colomer, destacado empresario del sector cosmético -en 2013 vendió la familia negocio a la multinacional americana Revlon por 500 millones de euros- y exdirectivo de Telefónica.
Fuentes cercanas a Madí limitan los planes para adquirir Agbar a “conversaciones normales en una operación de mercado libre y transparente”, según explicó el propio empresario en su declaración ante el juez Aguirre. Las mismas fuentes consideran que todos los causa Voloh no es más que un montaje político de venganza por el proceso y lamentan la difusión de audios de conversaciones privadas no relacionadas con ningún delito. El magistrado investiga un presunto tráfico de influencias de Madí a través de varias empresas -entre ellas, Aigües de Catalunya-, pero tras más de dos años de investigación no ha llegado a sustentar ninguna acusación concreta.
Por su parte, una portavoz de Global Omnium destacó que la salida de Madí, que se concretará a finales de mes, se ha producido de mutuo acuerdo y de manera amistosa para que pueda dedicarse a sus proyectos personales. Tanto Agbar como La Caixa declinaron comentar las frustradas maniobras de Global Omnium para hacerse con el control de la compañía a espaldas del actual equipo directivo.
El origen del ordago
El origen del “Gran Proyecto” para hacerse con Agbar se remonta a julio de 2019 cuando, pocos meses después de que Madí aterrizara en Aigües de Catalunya, el fondo activista Amber, entonces propietario de cerca del 2% de Suez, instó a la multinacional francesa a vender la empresa de agua con sede en Barcelona para recaudar dinero. La propuesta no fue rechazada de plano, lo que abrió el apetito del mercado y de los fondos hacia una empresa con más de 150 años de historia, 3.000 millones de euros de facturación anual, 16.000 trabajadores y una gran presencia, especialmente en España y Chile, que lo convirtió en una de las piezas más codiciadas del sector ya que de repente se hizo accesible.
Entre los empresarios y financieros que en aquellos días se interesaron por dilucidar hasta qué punto la venta era una posibilidad real se acercaron al presidente de la Fundació La Caixa, Isidre Fainé -a quien todos identificaron como el factor clave de la operación, pese a que el banco tenía apenas el 7,5% del capital de Suez-, era Carles Colomer. De los audios incluidos en Voloh se deduce que el tío de Madí, muy bien relacionado con Fainé y fondos internacionales, creyó entender que el banquero no veía con malos ojos la eventual venta, aunque señaló al máximo ejecutivo de Agbar, Àngel Simon. -uno de sus principales colaboradores en la última década-, como interlocutor de referencia ante cualquier hipotética operación.
Con la supuesta confirmación de que Agbar estaba en el mercado, el triángulo formado por Colomer, Madí y Calabuig se puso manos a la obra tranquilamente en la elaboración de un plan para hacerse con el control de la empresa. Aunque sin adaptarse a los criterios supuestamente expuestos por Fainé: como reflejan los audios, optaron por urdir una propuesta a espaldas de Simon, que, de tener éxito, supondría el desembarco en Agbar de todo el equipo directivo de Global Omnium, viejos enemigos y feroces rivales de los apuros por el control de Agua de Valencia, años atrás.
Las grabaciones revelan cómo Colomer, Madí y Calabuig recopilan información sobre las supuestas intenciones de Fainé, compartiendo información obtenida indirectamente a través de empresarios que en algún momento aseguran haber discutido el asunto con el banquero. La conclusión final a la que llegan es que la venta de Agbar sí es una posibilidad muy real, pero que Suez -a través de La Caixa- va a priorizar las opciones que pasan por el mantenimiento del equipo directivo de Agbar, encabezado por Simón, un revés evidente para Planes de aterrizaje de Global Omnium.
buscando socios
Para salvar este escollo, la operación de ataque a Agbar se diseñó en dos frentes complementarios: en primer lugar, reforzando Aigües de Catalunya con la entrada de inversores catalanes, que según el plan trazado podrían alcanzar hasta el 45 % de la empresa, sin poniendo en riesgo, por tanto, el control de la familia Calabuig. El segundo frente, el denominado “Gran Proyecto”, supuso la búsqueda de un gran fondo internacional que asumiera la interlocución para la compra de Agbar y que en definitiva pudiera fusionar el vehículo financiero utilizado para materializar la adquisición con Global Omnium, que permitir que el equipo directivo aterrice como resultado sin entorpecer la operación.
Para la primera parte, en la que el propio Colomer se interesó por involucrarse, se pensó en empresarios tradicionalmente muy relacionados con el Pujolismo y Convergència, como la familia Carulla -propietaria de la tenencia multinacional de la alimentación Agrolimen y accionista del diario Compramos– y la familia Costafreda, co-fundadores de Panrico. Estos perfiles empresariales, históricamente en la órbita del nacionalismo, iban a subrayar el “catalán” del proyecto y con ello pretendían contrarrestar el efecto que una empresa tan emblemática como Agbar pudiera acabar bajo el control de empresarios valencianos bien identificados podría tener. Además, con el poder económico del Partido Popular (PP) en esa comunidad.
Para el segundo frente, el “Big Project”, el principal objetivo del plan era asociarse con el fondo CVC, un gigante con sede en Londres y con más de 75.000 millones de dólares de activos bajo gestión. Los audios reflejan que Colomer ya había mantenido conversaciones tentativas con Javier de Jaime, máximo ejecutivo del fondo en España, sin descartar otras opciones, como la estadounidense Carlye.
El plan nunca pasó de la fase exploratoria porque la pandemia, la operación policial Voloh y, finalmente, en febrero de 2021, la OPA de Veolia sobre Suez hicieron imposible cualquier avance real, a pesar de que los promotores ya se habían encargado, según parece ser de los numerosos audios, informes al Banco Santander y tenían un diseño preciso de distribución accionaria y propuesta de socios para formular la participación.
Juntos también se va
La marcha de Madí de Aigües de Catalunya tras desbaratar sus ambiciosos planes para la empresa, que acabaron siendo quiméricos, coincidió en el tiempo con la decisión de Junts per Catalunya, la formación que acoge a muchos exmilitantes de Convergència, de dejar voluntariamente el Gobierno de la Generalitat, en brutal contraste con la tradición de gobierno y poder del partido de Jordi Pujol: un auténtico cambio de época.
En las últimas cuatro décadas, la tradición convergente había sido la llave de bóveda que interconectaba el poder político con el poder económico en Cataluña a través, precisamente, de figuras como Madí, entre otras. Hace apenas cinco años, estos sectores creían acariciar la posibilidad de liderar su propio Estado y de conquistar para sí grandes corporaciones emblemáticas como la propia Agbar. Y pretendían hacerlo, además, de forma simultánea, como demuestra el caso de Madí, que integró el llamado “Estado Mayor” que supervisó toda la organización del referéndum de autodeterminación y las posteriores acciones de resistencia mientras asociaba sus negocios con muy hombres de negocios. bien conectado con el PP, y no sólo en Aigües de Catalunya.
Sin embargo, la realidad ha acabado siendo la contraria: hoy Esquerra Republicana (ERC) dirige en solitario la Generalitat tras la autoexclusión de los herederos de Convergència, mientras Madí se marcha de Aigües de Catalunya sin ver cumplidos sus ambiciosos objetivos y con el histórico equipo de Agbar bien asentado en su posición.
Los héroes llamados a tocar el cielo deben conformarse, al menos por ahora, con ser símbolos del mundo de ayer.
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