Toni Kroos se ha explicado más que nunca en una rara y extensa entrevista coral nacida de un encontronazo con un periodista. Al término de la final de la Champions League en París, el alemán Nils Kaben, del canal ZDF, le hizo algunas preguntas al futbolista, y las cosas no terminaron bien. El periodista retomaba el camino recorrido estos días por Xavi Hernández sobre el mérito de la victoria: “No se notaba tanto viendo el partido”. Y luego: “¿Le extrañó que el Madrid estuviera en tantos problemas?”. Kroos estalló: “Has tenido 90 minutos y te vienen a la cabeza dos putas preguntas”. Y se fue. Al periodista Oliver Wurm se le ocurrió una idea: dar 90 días a 90 personas para hacerle una pregunta a Kroos. Personas como Klopp, Beckenbauer, Lewandowski, Usain Bolt, Mo Farah o Robbie Williams le hicieron preguntas, y en las respuestas hay muchas claves para entender al jugador. Este miercoles ha sido publicado en españoly una parte de lo recaudado por su venta se destinará a la Fundación Kroos.
Zidane siempre subrayó lo siguiente: ‘Tenemos que aprender a sufrir. Si no nos es difícil sufrir, tendremos buenos posibilidades de ganar’. Y es que a este nivel siempre habrá situaciones en las que tendrás que aceptar que serás peor equipo que el rival. (…) En el partido de ida de la semifinal con el Manchester City en 2022, podríamos haber perdido fácilmente 1-10. Pero perdimos 3-4. Cuando el City marcó el 1-0 en el partido de vuelta, todos nos dieron por perdidos. Pero siempre somos capaces de generar situaciones que nos den nueva vida y le den vida al estadio, y dejen pensando al rival. Y más si logras hacerlo una y otra vez. (…) Si todo esto pasa, aun un equipo tan prestigioso como el City empieza a pensar: ‘Estos están aquí de nuevo…”.
“Nuestro público es muy exigente, y con cada logro aumentan las expectativas. Pero al mismo tiempo es un público muy experto. Suelen aplaudir acciones que en un estadio alemán se registran con indiferencia. Alguna combinación en el centro del campo, una buena apertura a la presión contraria, cosas así. El estadio tiene sentido para detectar las fases decisivas de un partido. Y eso genera un sentimiento colectivo que engloba a todos: ‘Esto lo solucionaremos juntos’.
“Si pienso en los próximos 10, 15 años, lo veo con preocupación. Los clubes buscan jugadores con un perfil diferente. Se preguntan: ¿Es rápido? ¿Es grande? ¿Es fuerte? Y solo entonces se preguntan: ¿Sabe tocar el balón? Todos los equipos necesitan ese tipo de jugadores para tener éxito, pero me preocupa que esta tendencia esté ganando terreno y que el juego termine reflejando eso.
“En el Leverkusen jugué de interior zurdo, casi de extremo. En el Bayern, Louis Van Gaal me veía como un 10. Lo que pasaba es que su número 10 tenía la misión de pisar el área, ayudar a los delanteros, crear espacios y arreglar al rival. Quiere que el 10 esté en el lado opuesto de la pelota. ¡Pero yo quería la pelota y no huir de ella! Por eso no funcionó. Durante un tiempo fui centrocampista. Guardiola me colocó en el carril número 8, que es donde mejor me siento, a día de hoy. Por el carril 8 izquierdo, con un buen centrocampista defensivo a mi lado, y con cierta tendencia a la baja. Porque me gusta recoger el balón bien atrás, aunque tenga idea de fútbol de ataque”.
“Creo que la constelación que se ha producido en Madrid es lo más parecido a lo que yo llamaría complementos perfectos. Porque en el núcleo había de todo. Casemiro tenía una misión clara: despejar el centro. Y Luka y yo somos dos jugadores que no rehuyen las tareas defensivas. Por otro lado representamos mucho fútbol, control, un partido al revés, con muchos momentos especiales. Nuestros escenarios defensivos y ofensivos fueron bastante perfectos. (…) Salíamos a la cancha con la certeza de que no teníamos que hablar mucho entre nosotros para hacerlo bien. Sí, jugar con Casemiro y Modric estuvo bastante cerca de la perfección”.
“Estoy totalmente en contra de que la Copa del Mundo se juegue en Qatar. Designar a ese país fue un error de las federaciones. Pero me parecería un error esperar que los jugadores no jueguen en la Copa del Mundo”.
“No tengo supersticiones, ni tics como ponerme primero la bota izquierda o saltar al campo con el pie derecho, que son bastante comunes en el mundo del fútbol. Lo único que se le acerca es que me puse una venda en el dedo anular, porque estoy acostumbrada a llevar anillo. Es decir: no cubro el anillo, sino que reemplazo el anillo con un yeso. Sin anillo me siento desnudo”.
“Todavía recuerdo cómo Uli Hoeness se me acercó en las catacumbas del estadio y me espetó con su forma muy emotiva: ‘Lo que pide tu asesor es absolutamente descarado’. A ver si lo bajas al suelo’. Apenas tenía 23 años. Y yo le dije: ‘No es lo que pide mi asesor. Lo pedimos. Y eso no va a cambiar’, todos conocemos a Uli. Pero tengo que admitir que en esa situación, necesitaba huevos”.
“Creo que las penalizaciones de tiempo son más efectivas que las tarjetas amarillas. Jugar inferior en los últimos minutos del partido duele. ¿Por qué no expulsar por cinco minutos al que sólo pierde el tiempo? También podríamos considerar expulsiones graduales por faltas: el árbitro podría expulsar a un jugador durante cinco, diez o quince minutos, dependiendo de la violencia de la infracción. Lo que también me gustaría sería la introducción de un tiempo de juego neto. ¡60 minutos!”.
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