jorge pombo se ató el cachirulo al cuello Real Zaragoza con cinco nudos, hasta quedarse sin aliento, fusilándolo con la poesía macabra que persigue al equipo aragonés en esta vida en Segunda. Si alguien tenía que derribarlo era Pombo, uno de esos mamados de sus pechos que tuvo que salir de casa para buscarse la vida. La derrota pone al Zaragoza en verdaderos aprietos. Ya son cuatro semanas sin ganar, y Carcedo sigue debilitándose. El equipo amenazó con renacer en una primera mitad en la que tuvo fases prometedoras, pero la expulsión de Simeone fue letal. Tras un buen comienzo de partido, aquella roja lo cambió todo, dejando al Zaragoza toda la segunda parte en manos de un Racing que le perseguía. Cristian salvó una terrible goleada. De esta forma, el conjunto aragonés acentúa su crisis, quedándose una vez más sin marcar en un partido y los problemas de clasificación ya se han concretado: los jugadores del Zaragoza presentes en la grada, ciento y tantos, cantaban: “Carcedo, vete ya”
El técnico dio un ligero toque de nombres al equipo en una semana de calendario comprimida. Derribó a un Vada en caída libre e introdujo a Víctor Mollejo en la segunda línea con el objetivo de aumentar la agitación, la intensidad y el esfuerzo defensivo. Además, sacó Petrovic de las once y volvió a Manuel Molina después de un par de semanas en el confesionario. Y, finalmente, en el lateral derecho, Fran Gámez recuperó el puesto de Larrazábal de cara a la cita del fin de semana ante el Oviedo. Alejandro Francés seguía en el banquillo y Sergio Bermejo se quedaba en la suplencia, llamativamente.
Con estos mimbres, Carcedo hizo una canasta diferente a la del día anterior. Reordenó al equipo en un 4-3-3 en el que sus atacantes gozaron de libertad. El grupo pareció asimilar bien esta fórmula y salió con ritmo y energía, sometiendo a Racing en el tramo inicial. Los locales se refugiaron en su habitual 4-2-3-1, pero el Zaragoza empezó a encontrar fisuras gracias al dinamismo y empuje de Francho y Manu Molina, oceánicos durante la primera parte: estaba en todas partes. Simeone, en una acción individual de su seña de identidad, se abrió paso hasta las entrañas del área y cedió un balón de portería que Azón no pudo controlar. Poco después, Jair Amador falló un tiro de esquina con un cabezazo. El Zaragoza jugó cómodo y mandón, moviéndose con agresividad frente al balón. Pasó el balón con intención, pausa y verticalidad, recuperando la esencia de las primeras jornadas ligueras. Parecía que resurgía su mejor versión, pero, poco a poco, esa posesión empezó a alejarse cada vez más de los espacios importantes, y Racing empezó a respirar.
Sus dos mejores opciones fueron impulsadas por un Pombo juguetón y animado en su tiempo libre. El zaragozano también sirvió los dos balones más peligrosos a balón parado: Cristian tuvo que repeler dos balones de gol a sendos cabezazos de Fausto Tienza y Rubén Alves. En el medio, un error de comunicación entre Francho y el arquero argentino casi le cuesta un gol a Matheus. El Zaragoza protestó: un remate que no se atrevió Simeone y otro tapado por Francho fueron su respuesta.
Pero, pasada la mitad del período, las ideas de Zaragoza se derrumbaron. Se estaba engrosando y bloqueando al principio del juego. No cargó combustible. Él no creó. Cuando encontró la espalda de Fausto e Íñigo, doble pivote, le faltó precisión. Mollejo empezó a pelear por su cuenta sin acierto en el pase, eligiendo mal momentos y espacios. Fran Gámez lo mismo. Carcedo buscaba que su equipo deshiciera al Racing desde adentro con superioridad sobre sus mediocampistas y atacando el sector derecho, donde Íñigo Vicente, El extremo local, dejó ciertos huecos. Pero Zaragoza moría donde casi siempre. Llegó a los últimos 25 metros y se ahogó. Llegó a ese punto más que otros días, pero con la misma ceguera. Ella no terminó. Era un deseo y no puedo, y el equipo comenzó a sufrir los sudores fríos naturales de su estado de necesidad. En esas, Simeone, muy desesperado por la falta de avituallamiento durante el último mes, midió mal, con demasiado nervio, cuando tuvo tarjeta amarilla y se fue a la calle. El cielo cayó sobre el Zaragoza justo en ese momento, al borde del descanso.
El vestuario aragonés sirvió de peritaje. Es hora de evaluar los daños y reparar las oportunidades. Carcedo ajustó, desplazando a Francho como interior izquierdo. Pero, cuando el Zaragoza volvió a aparecer en el campo, casi se dan la vuelta. Racing salió como un maremoto que solo los brazos cruzados de Cristian salvaron de la destrucción. El argentino es así. Venía de darle un gol al Oviedo, pero sus hazañas nunca se deshacen. Salvó tres goles al Racing en cuatro minutos. Cada intervención superaba la divinidad de la anterior: Jair evitaba un gol en propia tras un despeje no válido, Matheus metía manopla a un cabezazo, y el brasileño también rozaba un balón con la punta de los dedos para desviarlo lo justo hacia la madera. Zaragoza era un cuerpo de bomberos sin mangueras. No fue suficiente. Racing levantaba fuego en cada ataque. Carcedo, entonces, sacó a Mollejo del campo por Vada y aprovechó para ajustar a Grau como quinto defensa, insertándolo entre los centrales. Eso le dio al equipo oxígeno y mangueras para un tramo, conteniendo los avances externos de Racing. Una nueva atajada de Cristian fue la antesala del entrada de Zapater y Gueye por Francho y Azón, echado de correr. Y en esas, en una nueva jugada a balón parado, en un saque de esquina, Pombo le pegó un cabezazo mortal. Pombo, cabeza. En un rincón Así fue la sentencia.
El Racing, con el gol, se aflojó, pero el Zaragoza estaba agotado en pulmones y piernas, y lo que es peor, el estado anímico estaba roto. Los miedos ya entraron en los cuerpos de los futbolistas apresurados, imprecisos, asustados. Cristian siguió parando hasta el último esfuerzo. El Zaragoza no salía ni a flote: si hace unos días se le resistía el Éibar con 9; en Santander no encontró la fórmula para aguantar a un rival que sí supo moverlo, estirarlo y atacarlo. Quizás con el 11 la historia hubiera sido diferente, quizás no hubiera perdido al Zaragoza. Pero perdido.
FICHA DE DATOS
Carreras: Parera; Dani Fernández, Pol Moreno, Rubén Alves, Satrústegui (Saúl, 69), Íñigo Sainz, Fausto Tienza (Arturo Molina, 69); Mboula, Pombo (Gerard Fernández, 88); Íñigo Vicente (Camús, 79); y Matheus Aias (Ayoub, 88).
Real Zaragoza: Christian Álvarez; Fran Gámez (Larrazábal, 72), Lluís López, Jair, Fuentes; Grau, Manu Molina (Puche, 79); Francho (Zapater, 54), Mollejo (Vada, 54); Simeone y Azón (Gueye, 69).
Metas: 1-0, mín. 72: Pombo.
Árbitro: Mateo Busquets Ferrer (Comité de Illes Balears). Mostró cartulina amarilla a los locales Pombo (15), Fausto Tienza (15) y Peque (90) ya los visitantes Cristian (55), Manu Molina (74) y Grau (95). Expulsó a Simeone por doble amonestación (13 y 45).
Incidencias: Partido de la décima jornada de liga disputado en El Sardinero, ante 9.900 espectadores. Un centenar de zaragozanos acompañaron al equipo desde la grada. Agradable temperatura nocturna y campo de juego en muy buen estado.
Módulo mam de marcador de posición
Partido Racing de Santander-Real Zaragoza, en directo
Leave a Reply