La inmunoterapia ha sido, sin duda, uno de los avances médicos más notables de las últimas décadas contra el cáncer. La idea es simple, pero poderosa: fortalecer las defensas naturales de nuestro propio sistema inmunológico con el objetivo de “entrenarlo” para buscar, identificar y atacar las células tumorales de manera más efectiva. Sus resultados, en los últimos años, han sido muy importantes, con la ventaja añadida de que no tienen los efectos secundarios no deseados de otros tratamientos como la radioterapia o la quimioterapia, ya que la defensa se realiza con las propias células del paciente.
Una metáfora simple de entender. cómo funciona nuestro sistema inmunológico es verlo como una especie de control policial o aduanero: lleva un registro de las sustancias que normalmente se encuentran en nuestro cuerpo y cuando detecta un elemento sospechoso o desconocido que no reconoce, dispara la alarma y el ataque comienza Sin embargo, las células tumorales comienzan como células normales y esto les da una ventaja ya que el sistema inmunitario no actúa de manera agresiva, ya sea porque no reconoce estas células como extrañas o porque no monta las defensas necesarias para evitar su avance. Por eso las diferentes inmunoterapias se han colocado como una de nuestras mejores bazas para reforzar esa defensa despistada o debilitada… y funcionan, muchos pacientes consiguen despertar a su policía para que reconozca, localice y ataque la amenaza.
Sin embargo, las células tumorales tienen otro truco reservado para engañar y evadir las defensas resucitado con inmunoterapia y, en muchos casos, pacientes que parecían recuperados recaen de nuevo. En 2018, un estudio realizado por el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, Seattle, y publicado en Nature Communications, observó cómo las células cancerosas responden bajo la presión de los tratamientos de inmunoterapia y descubrió que los pacientes tenían una reacción inicial positiva al tratamiento de inmunoterapia, pero luego el cáncer regresaba. La secuenciación del ARN de las células mostró que el tumor había logrado ocultar parte de su genoma, lo que le permitió regresar sin la linfocitos T se darán cuenta
Hace apenas unos días, un equipo internacional de investigadores de diferentes instituciones y universidades de Israel, Holanda, Suiza y Estados Unidos ha publicado un interesante estudio en la revista eLife en el que analiza esta elusiva capacidad de las células tumorales. El trabajo se ha llevado a cabo tanto en modelos de ratón como en muestras clínicas humanas y ha “demostrado que las células tumorales evaden la inmunoterapia generando estructuras celulares dentro de células transitorias que son resistentes a la destrucción por parte de los linfocitos T y las quimioterapias”.
El truco es esconderse dentro de otra celda transitoria.. De esta manera, son capaces de generar una estructura celular doble y, por lo tanto, aunque las células externas en esta formación a menudo son eliminadas por las defensas inmunitarias, las células internas permanecen intactas y se propagan a otras células tumorales individuales una vez que se eliminan las células. Ya no están presentes.
Para llegar a estos resultados, los investigadores utilizaron un modelo de ratón en el que los tumores regresaron después de ser eliminados por una poderosa inmunoterapia de células T. Un examen más detallado de las células de estos tumores reveló que cuando el sistema inmunitario ataca, se reorganiza insertándose una dentro de otra. Esto permite que algunas células cancerosas se escondan debajo de muchas capas de membrana celular.
Otro punto interesante del estudio es que esta capacidad de las células cancerosas de ocultarse unas dentro de otras depende de que sean capaces de detectar cuándo están siendo atacadas por el sistema inmunitario. Esto sucede porque las células cancerosas pueden localizar ciertas señales emitidas por las células T, lo que les permite ocultarse. En ese momento, aunque las células T identifican la amenaza e inician el ataque inyectando gránulos tóxicos en la célula externa, en realidad no logran llegar a las células internas. El ataque del sistema inmunitario básicamente destruye la célula tumoral externa, pero la que se esconde en el interior logra escapar… lo que lleva a una recaída.
El propio editor de eLife destaca que “este es un estudio oportuno e importante que describe un nuevo mecanismo potencial de resistencia al bloqueo del punto de control inmunológico. Esto no solo tiene implicaciones significativas para la inmunoterapia contra el cáncer, sino que también podría extenderse a otras neoplasias malignas inmunomediadas”.
Para lograr terapias contra el cáncer cada vez más efectivas y duraderas, debemos conocer todos los trucos y artimañas que nuestro adversario es capaz de desplegar. Sin duda, descubrir esta sorprendente capacidad de las células tumorales contra nuestras defensas nos ayudará a desarrollar tratamientos más contundentes, efectivos, seguros y duraderos.
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Referencias científicas y más información:
Gutwillig, Amit, et al. «La formación transitoria de célula en célula es la base de la recidiva tumoral y la resistencia a la inmunoterapia». eLife, 2022, DOI:10.7554/eLife.80315.
Paulson, KG y col. «Resistencia adquirida del cáncer a la inmunoterapia combinada a partir de la pérdida transcripcional de HLA de clase I». Comunicaciones de la naturaleza, 2018, DOI. 10.1038/s41467-018-06300-3.
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