Resumen y goles del Real Madrid

Acto. a las 23:58

CEST


Los blancos vencieron al Sevilla interpretando el mismo guión de siempre

El gol de Lamela tras el descanso fue solo un borrón imperceptible en el texto blanco

El Real Madrid no necesita un goleador porque todos sus jugadores saben exactamente lo que tienen que hacer en cada momento para terminar el partido con una sonrisa. Carvajal sabe que puede tirar un penalti cuando quiera porque es de azúcar, Vinicius sabe que los suyos, en un momento u otro, cometerán errores, Modric sabe que el balón no tiene secretos para él y Fede Valverde sabe que todo lo que dispara desde fuera del área acaba en gol. El gol de Lamela tras el descanso fue solo una anécdota en una fiesta que Ancelotti recitaba de memoria.


ENOJADO


SEV

ALINEACIONES

REAL MADRID

Courtois, Carvajal (Lucas Vázquez, 77′), Militao, Alabama (Nacho, 86′), Mendy (Rudiger, 77′), Tchouameni (Camavinga, 65′), Modric (Asensio, 77′), Kroos, Valverde, Rodrigo y Vinicius.

SEVILLA

Bono, Jesús Navas (José Carmona, 66′), Montiel, Gudelj, Marcao, Telles, Oliver Torres (Papu Gómez, 70′), Rakitic (Rafa Mir, 76′), Jordan, Lamela e Isco (Delaney, 76′) .

METAS

1-0, Modric (6′). 1-1, Lamela (53′). 2-1, Lucas Vázquez (79′). 3-1, Fede Valverde (81′).

ÁRBITRO

Hernández Hernández (Canarias). AT: Tchouameni (37′)/Jordan (28′), Montiel (31′), Gudelj (66′) y Papu Gómez (95′).

INCIDENCIAS

Partido correspondiente a la undécima jornada de LaLiga disputado en el Santiago Bernabéu ante 59.625 espectadores.

El Sevilla salió tan frío como el ambiente sobre el césped del Bernabéu. Sin ninguna referencia en ataque más allá de Isco, el futbolista más avanzado y con libertad para moverse por donde quisiera, el Real Madrid lo tuvo muy fácil en defensa. Sobre todo porque Montiel nunca supo parar a Vinicius, que sin hacer nada especial lo tenía muy fácil para batir al lateral derecho sevillano cuando quería.

A los tres minutos llegó el primer obsequio del defensa, que amablemente cedió el balón para que el brasileño se plantara solo en el área. Vinicius esperó sin que nadie presionara la llegada de Modric. El croata, como si estuviera paseando por el Retiro, llegó para enviar suavemente el balón a la red. El Real Madrid no había necesitado hacer nada para salir adelante. El Sevilla les puso la soga al cuello libremente.

Carvajal está hecho de azúcar

Cuando Sampaoli pidió subir líneas, solo Lamela pareció entender de qué se trataba. Isco hacía lo suyo, fútbol populista e ineficaz, mientras Jesús Navas parecía vestir de blanco. Pese a la ineficacia del Sevilla, sus futbolistas llegaron por inercia y, casi, por obligación, al área de Courtois, que observó como si oyera lluvia. Esta vez fue a los ocho minutos cuando Carvajal cometió su tradicional penalti. El lado, que es azúcar para el grupo arbitral como también se ve en el clásicoDetuvo voluntariamente a Lamela antes de que pudiera rematar un derechazo cruzado. El eterno “play, play” resonó en el estadio.

La jugada, sin embargo, sirvió para que el Sevilla despertara por fin de la siesta y empezara a mover el balón con cierto criterio. Todos menos Montiel, que se jugó la tarjeta roja con una entrada salvaje a Vinicius. Vio la amarilla, el mismo color que recibió Tchouameni por una entrada similar a Lamela, que estuvo en todos. Disparo de Rakitic a la barrera. La respuesta la tuvo Modric, que se durmió en el área rival antes de ver cómo la defensa esquivaba el peligro.

Vinicius tuvo el segundo antes del descanso. Recibió uno de esos balones perdido y de cara al cuartel, pero como es un futbolista barroco, quiso engalanar demasiado lo que ya olía a gol como para perder incomprensiblemente el balón fuera de puerta. El brasileño vive una guerra constante entre su yo prescindible y su yo más práctico (y funcional para su equipo). Lo cierto es que el Sevilla, con el paso de los minutos, fue igualando el partido. Con toda la segunda parte por delante…

Lamela hace justicia

Los blancos pensaron, tras salir del vestuario, que todo estaba hecho. Y es lo que parecía porque el Real Madrid controlaba el resultado con un pragmatismo inconsciente, casi aburrido. Pero la realidad es que el Sevilla estaba esperando su momento. Y llegó con el mismo protagonista que había habilitado Vinicius en el 1-0. Montiel, esta vez, robó limpio el balón en el centro del campo, vio cómo se desmarcaba Lamela y se la puso para batir a Courtois con un toque suave con el exterior.

Lamela volvió a intentarlo desde fuera del área en una contra provocada por una pérdida de Tchouameni, al que no parece gustarle tanto el elogio. Acabó siendo sustituido por Camavinga. Los de Ancelotti intentaron coger un poco el ritmo, algo que no supuso ningún esfuerzo, y Vinicius, que dudaba entre tirarse de nuevo a la piscina o rematar la jugada, hizo lo segundo. Mala decisión porque definió fatal.

Todo lo contrario del contador vinculado por Rodrygo, Fede Valverde y Marco Asensio que acabaron en las botas de Vini antes de ver como Lucas Vázquez llegaba solo por la derecha. Gol a portería vacía. El tercero fue de Fede Valverde, que agarró un balón desde la frontal y lo volvió a meter. El uruguayo convierte en gol todo lo que toca. El Sevilla dijo “hasta aquí hemos llegado” y “adiós, hasta luego”.

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