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Mantener una adecuada higiene del sueño, con rutinas estables y ejercicios de relajación, puede ayudar a mejorar los trastornos de pesadilla. Conoce más consejos para superarlos.
En algún momento de la vida, todos podemos tener una pesadilla: ser atacados por un animal, estar en una catástrofe, perder repentinamente los dientes. Cuando se trata de una situación frecuente, que se repite varias veces a la semana y altera nuestro día a día, hablamos de un trastorno de pesadilla.
Es muy común encontrar estos sueños que recordamos con malestar cuando nos despertamos Hasta entonces, nada de qué preocuparse si es sólo de vez en cuando. Sin embargo, su repetición merece nuestra atención.
¿Qué es el trastorno de pesadilla?
No toda pesadilla es un trastorno., pero un trastorno se convierte en una pesadilla. Parece un juego de palabras, sin embargo, es importante entender la diferencia.
Las pesadillas se viven como sueños que desencadenan emociones desagradables (miedo, ansiedad, tristeza, angustia). Se ven muy reales y vívidos; por lo tanto, cuando nos despertamos tenemos recuerdos claros del malestar y podemos experimentar dificultades para volver a conciliar el sueño.
Las pesadillas surgen en la fase de sueño REM, en lo que sería la segunda mitad de la noche.
¿Por qué hablamos de un trastorno de pesadilla? Porque su presencia es continua y afecta el funcionamiento diario y el bienestar. Es decir, no es algo limitado a un momento específico, sino que se extiende en el tiempo.
Síntomas
Algunos de los síntomas de un trastorno de pesadilla son los siguientes:
- Presentación frecuente y continua.
- Durante el día recordamos la pesadilla. Nos dificulta desconectarnos de ella y, al evocarla, nos vuelve a causar malestar. También podemos tener dificultad para concentrarnos y continuar con nuestras tareas.
- Experimentamos agotamiento y cansancio.por lo que el momento del descanso no fue reparador.
- Tenemos cambios de humor, como irritabilidaddesgana o angustia.
Clasificación
Existen diferentes clasificaciones para este trastorno. En primer lugar, en función de su duración:
- Agudo: las pesadillas duran menos de 1 mes.
- subaguda: la ocurrencia es de 1 a 6 meses.
- Persistente: ocurre durante más de 6 meses.
En cuanto a la gravedad:
- Luz: las pesadillas ocurren menos de una vez por semana.
- Moderado: suceden varias veces a la semana, pero no todas las noches.
- Tumba: suceden casi todas las noches durante una semana.
Diagnóstico
Ahora bien, las pesadillas pueden funcionar como un indicador o una señal de advertencia de algo más que nos está pasando, como ansiedad, estrés, trauma o depresión. Por ejemplo, se cree que las pesadillas son una de las formas en que el cerebro trata de procesar estrés post traumático. La intensidad de la experiencia vivida es tan fuerte que durante la vigilia es difícil su “procesamiento” o “transformación”. Sin embargo, lo “no dicho” busca ser resuelto de alguna manera.
Por otro lado, para identificar el origen del trastorno de pesadillas conviene reconocer si hubo cambios en la dieta, rutina y hábitos diarios, si ocurrió algún hecho en particular, etc. Tener insomnio también es un factor que predispone a las pesadillas.
En este sentido, para hablar de este trastorno se requiere un diagnóstico diferencial. Por ejemplo, no se puede diagnosticar si ocurre de forma concomitante con el consumo de sustancias o si existe un trastorno mental subyacente.
¿Cómo superar el trastorno de pesadilla?
Existen diferentes recomendaciones a tener en cuenta para superar el trastorno de pesadilla. Algunos de ellos son los siguientes.
Haz una consulta médica
De este modo, podrás determinar si existe alguna causa orgánica que pueda estar influyendo en tu descanso. Por ejemplo, las pesadillas. puede ocurrir con enfermedad coronaria.
Cuida tu alimentación nocturna
La calidad del sueño también depende de la alimento a última hora del día, de haber consumido alcohol o algún otro tipo de sustancia. Para promover el descanso, Se recomienda cenar ligero y al menos dos horas antes de descansar.
Practique una higiene adecuada del sueño
Una de las formas de colaborar con un sueño reparador tiene que ver con la preparación previa. Por ejemplo, trate de apegarse a la rutina de acostarse y levantarse a la misma hora. También es posible practicar algunos ejercicios de respiración y relajación.
De nada
Practica la imaginación con finales que modificar el contenido de la pesadilla es posible. Durante el día, la ansiedad por los sueños puede hacer que tratemos de evitar recordarlos.
Sin embargo, Tales intentos a menudo fallan y conducen a una mayor frustración. En cambio, podemos hacer conscientes las emociones, identificar qué es lo que nos preocupa del sueño y pensar en un final más placentero. Por ejemplo, si soñamos que un animal nos ataca, podemos planear una versión diferente en la que alguien nota que somos atacados y acude en nuestra ayuda.
pide ayuda profesional
Puedes iniciar terapia psicologica para desarrollar habilidades para afrontar el estrés y resolver problemas, para sanar heridas pasadas, para desarrollar la resiliencia de una situación traumática. Es una forma de activarnos en torno a nuestro malestar. y no dejar que el sueño (o mejor dicho, la pesadilla) lo solucione por sí solo.
Calidad de sueño es calidad de vida
cuando dormimos el cerebro se recupera de la actividad y exigencias del día. Nos permite aclarar nuestras ideas para tomar mejores decisiones, pero también se dan otros procesos, como la consolidación del aprendizaje.
Abordar el trastorno de pesadillas es fundamental, ya que la falta de descanso es una limitación para tener una buena calidad de vida. Incluso cuando se prolonga en el tiempo, puede generar ansiedad o una fobia.
Algunas veces, conduce a comportamientos compensatorios, como dejar las luces encendidas o no poder dormir solo. Con el tiempo, si este trastorno no se aborda, crea dificultades.
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